Hace cuarenta años, la dirección de la Revolución determinó institucionalizar el Estado cubano y, tratándose de una decisión estratégica que influiría decisivamente en la vida de todo el pueblo y en el futuro mismo de la Revolución, se decidió hacer primeramente un experimento en la provincia de Matanzas. Como dijera posteriormente el Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, en su discurso con motivo de la conmemoración del aniversario XXI del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes: Experimento en un sentido, no en cuanto a la decisión ni a la seguridad de nuestro Partido, de llevar adelante estas ideas en todo el país; el experimento es precisamente para poner a prueba los métodos, los mecanismos, las regulaciones y todo lo que concierne a la constitución de los Poderes Populares antes de aplicarlos nacionalmente. Es decir, el experimento nos ayudará a perfeccionar la idea; pero la idea es aplicar estos principios en todo el país.Históricamente, la provincia de Matanzas tenía un aval que le permitía desarrollar esa experiencia. Fue aquí donde, en 1510, se escenificó la primera resistencia victoriosa al conquistador español; en su suelo se desarrolló con mucha fuerza la heroica oposición al régimen esclavista; una parte de sus habitantes vio ondear por primera vez lo que sería la Enseña Nacional; fue por el puerto yumurino por donde salió definitivamente derrotado el último Capitán General español, y en las arenas de Playa Girón sufrió el imperialismo norteamericano su primera derrota militar en América Latina.
A estas consideraciones históricas concretas había que añadir que Matanzas era, en aquel momento, una provincia pequeña, sin complicaciones geográficas ni grandes sistemas montañosos; no existían zonas aisladas y tenía una población bien distribuida. Presentaba buenos resultados en la organización, en la producción de bienes materiales, y poseía un adecuado clima político.En el análisis previo que realizó la alta dirección de la Revolución, se consideraba que en la futura división político-administrativa que se emprendería, la provincia no sufriría grandes modificaciones, lo que reafirmaba la validez de la experiencia. Se tuvo también en cuenta la cercanía a La Habana, lo que permitía un mejor seguimientodel desarrollo del experimento, además de que contaba con buenas comunicaciones internas a lo largo y ancho del territorio.
La experiencia se emprendió en tres grandes direcciones:
- Poner a prueba los mecanismos, decisiones y consideraciones nacionales acerca de cómo crear y desarrollar el trabajo del Poder Popular.
- Tomar experiencias concretas en la organización y desarrollo del trabajo de las organizaciones del Estado, desde las asambleas de vecinos hasta el funcionamiento de la Asamblea Provincial, su Comité Ejecutivo y las Comisiones de Trabajo.
- Conocer cómo se iba a restructurar la actividad administrativa y las decisiones que antes se tomaban a nivel central, y que ahora debían hacerse en los órganos locales.
Sobre los hombros de los dirigentes, cuadros y pueblo en general de la provincia, recayó una enorme responsabilidad, porque nunca antes en Cuba se había desarrollado un experimento político-social de esa magnitud, y eran pocos los países en el mundo que habían enfrentado una tarea similar, en la creación de un modelo experimental cuyos resultados configurarían el sistema estatal, la organización futura del Estado y la participación ciudadana. Se trataba de modificar radicalmente ideas y patrones de conducta pre establecidas, con respecto a los procesos eleccionarios que se realizaron antes del triunfo de la Revolución, signados por la politiquería, el fraude y el soborno, para lo que había que educar a toda la población. De acuerdo con el éxito en Matanzas, se elaboraron las reglas presentadas al Primer Congreso del Partido. La puesta en práctica de las ideas concebidas por Fidel y el Buró Político del Comité Central del Partido, demostró con precisión la importancia de lo acaecido en la provincia yumurina.
Los resultados del histórico proceso, realizado hace cuarenta años, constituyeron un trascendental aporte del pueblo matancero a la implantación en el país del sistema del Poder Popular, llevado a cabo posteriormente, en 1976, lo que fue reconocido por el Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, en su discurso con motivo del aniversario XXI del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en 1974, cuando expresó: Por eso, compañeros del Partido de Matanzas, compañeros de las organizaciones de masas, compañeras y compañeros, matanceras y matanceros, los felicitamos por el brillante trabajo que han realizado en este camino revolucionario de construir los Poderes Populares de Matanzas, y los exhortamos a seguir trabajando y luchando con el mismo entusiasmo, con la misma energía, con el mismo tesón y con la misma fe inconmovible en el futuro.
(*) Notas tomadas del libro Génesis del Poder Popular, de los autores Martha Alina Arencibia, Arnaldo Jiménez y Juana Ortiz Ricardo; Ediciones de la Oficina del Historiador de la Ciudad de Matanzas, 2007.