La más joven de las organizaciones de la sociedad civil cubana tiene una agenda inmensa con un objetivo primordial: aglutinar a los profesionales del sector y convertirlos en transformadores activos de su propia realidad.
La Unión de Informáticos de Cuba (UIC), instituida el 7 de marzo de 2016, ha trabajado para convertirse en una organización en la que los profesionales del sector no solo se sientan representados, sino que sean protagonistas de transformaciones palpables a partir del uso de las nuevas tecnologías.
La organización más joven de la sociedad civil cubana cuenta con 7 805 afiliados en 261 delegaciones de base, estas últimas se han creado de forma paulatina en un lapso de 12 meses.
Ailyn Febles Estrada, presidenta de la UIC, conversó con Juventud Rebelde acerca de los caminos desandados por la UIC, que efectuó hace unos días, en Santiago de Cuba, la reunión de su Consejo nacional.
Al ser interrogada sobre la constitución de las delegaciones de base, explicó que estas son mixtas, pues se nutren de profesionales de diversos sectores. Trabajadores de Etecsa, junto a otros de la Fiscalía, o no estatales, pueden estar integrados en una misma delegación de base, ejemplificó.
«Cada una de las delegaciones de base dibuja lo que caracteriza al sector en el país, y lo que se quiere lograr con la UIC: que relacione a actores de la academia, la industria, los sectores estatal y no estatal y al Gobierno», indicó.
Muchos intercambios
Durante este primer año de acción, la UCI organizó muchos espacios para propiciar el intercambio de ideas y experiencias entre sus miembros.
Según Febles, se llevaron a cabo cinco Viernes TIC, en los que se analizaron cuestiones como el sistema operativo Android o el uso de software libre. «Otro momento de colaboración entre colegas fueron los desayunos tecnológicos con la UIC, para abordar temas como las políticas públicas y las reservas de capital humano generadas en las empresas para la investigación y el desarrollo, la incidencia de la Ley migratoria en las exportaciones de servicios informáticos —para hacer que el sector promueva las exportaciones de estos—, y se llevó a cabo otro relacionado con la protección del capital humano a partir del análisis de las legislaciones vigentes». El próximo Desayuno tecnológico previsto, dijo, estará relacionado con la seguridad informática.
También la UIC impulsó el Sábado del software, evento desarrollado en dos ocasiones. El primero se efectuó en Camagüey y tuvo como centro a las tecnologías educativas. El otro se realizó recientemente en La Habana, motivado por el desarrollo en Cuba de aplicaciones para móviles. El siguiente encuentro de este tipo, aseguró Febles, se dedicará a los videojuegos.
Una preocupación de la UIC, entretanto, ha sido extender los encuentros con los profesionales del sector más allá de la capital, para brindar respuestas a las preocupaciones de sus miembros. Por ello se realizaron talleres en Camagüey y Cienfuegos, experiencia que aspiran extender a otras provincias.
Asimismo la UIC preparó el 1er. Taller TIC para el desarrollo sostenible, celebrado dentro de la Convención de ciencia, tecnología y medio ambiente, con la participación de expertos cubanos, canadienses, uruguayos y mexicanos.
Proyectos transformadores
La UIC trabaja en planes que contribuyan con la transformación de la vida de la gente, asevera Febles. La idea es «concebir proyectos que integren a todos los factores del territorio, para cambiar desde un barrio hasta un edificio».
Uno de esos es el Barrio tecnológico de Versalles, en Santiago de Cuba. El proyecto consiste en la creación de una zona WiFi para brindar acceso a redes sociales, aplicaciones para móviles, informaciones de medios de prensa, centros de producción y servicios, cuentapropistas, o la realización de trámites en los 41 objetivos económicos presentes en ese reparto, según comentó a la ACN hace unos meses Román Román, presidente de la UIC en el territorio santiaguero.
Otro proyecto se ubica en Camagüey, con el nombre de La ciudad mira a sus ríos. Esta idea concibe la protección de los afluentes Tínima y Hatibonico, y busca enlazar mediante un puente con funcionalidad vehicular y peatonal el centro histórico con la zona político-administrativa de la urbe. En este caso, Febles explicó que la UIC analiza la creación de una zona WiFi para, de forma similar a Versalles, aplicar el uso de las tecnologías a la vida cotidiana de la gente.
El rescate de la historia de la informática en Cuba también forma parte de las líneas de trabajo. La presidenta comentó que alistan la primera edición de un libro que recoja los hitos tecnológicos más importantes de Cuba, el cual se publicaría en 2018.
Entre los retos a corto plazo Febles explicó que la organización buscará sumar a más miembros y tratará de brindar a cada uno de ellos al menos una tarea que requiera de su participación activa.
Protagonista en méxico
La UIC tuvo en 2016 una destacada participación en el Foro de Gobernanza de internet, celebrado en México. Febles valoró que fue este un proceso trascendental, no circunscrito solo al evento en tierras aztecas, sino a los antecedentes desarrollados en Cuba. Todos los territorios presentaron propuestas de aporte al Foro, lo cual condujo a una capacitación en estos temas, significó.
Las propuestas presentadas se fusionaron luego para convertirlas en la presentación que se realizó en el Foro final en México, donde Cuba desarrolló un panel.
En este evento, la actividad en las redes sociales por parte de los miembros de la UIC fue alta; tanto, que los organizadores ubicaron a nuestro país como el segundo con más presencia en los espacios relacionados con el tema.
Luego del evento, afirmó, la Unión ha mantenido colaboración con organizaciones de la sociedad civil, y «celebramos en toda Cuba, por vez primera, el Día del internet seguro, el pasado 7 de febrero. La iniciativa tuvo como objetivo abundar en el uso sin riesgos de las nuevas tecnologías, y se desarrolló en un centenar de lugares, incluidos centros educativos de todos los niveles de enseñanza y espacios públicos, como las zonas WiFi».