Por. José Miguel Solís
Desde su casa en el callejón de Guma', enclaustrado por propia voluntad, pero siempre optimista, sin restar a la objetividad; Ercilio Vento desgrana algunas consideraciones sobre el mayor depredador de la historia y a la vez, el más frágil del ecosistema mundial. Que recuerde este científico, jamás le ha sobrado el tiempo, ni tan siguiera ahora, cuando mucho se ha de hacer....
Hace alrededor de un millón de años un grupo de homínidos evolucionados partió del continente africano para dispersarse por el mundo. El más grande y temible de todos los depredadores conocidos se había puesto en marcha. Quizás no eran más de veinte individuos, pero en el decurso serían miles de millones y sus decisiones, acciones, guerras y errores habría de padecerla el resto de las especies vivas, flora incluida.
La actual pandemia, con su distribucion mundial y número de fallecidos se covierte en una oportunidad para la meditación sobre nuestra postura en el planeta que compartimos y dañamos. Como nunca antes se demuestra la fragilidad del ser humano, se distingue la maldad de los que luchan por salvar, mejorar, crear, respetar y vivir en armonía, aunque aún sean minoría en el seno de una humanidad que solo recuerda su destino perecedero a las puertas del cementerio.
Pensar hoy como país es más que un propósito político; es una invitación a volver los ojos hacia lo que nos rodea, ocasión de mejorar y diseñar mejores estrategias para la vida y el futuro de Cuba.
En el Infierno de Dante, en la Divina Comedia, no es el fuego, ni el hielo, ni el padecimiento eterno el castigo de los condenados, sino la imposibilidad de la esperanza. Siempre se abrirá una puerta, siempre se encontrará un camino, porque los buenos, en palabras del Maestro, ganan a la larga.
Ercilio Vento Canosa. Noche del 15 de mayo.
Desde su casa en el callejón de Guma', enclaustrado por propia voluntad, pero siempre optimista...
- Visto: 1196