El escultor matancero Noly Díaz exhibió en la capital cubana y con gran alfluencia de público una colosal muestra expositiva compuesta por cinco hipocampos que superaban los tres metros.

La sala de la sede nacional de la Asociacion Cubana de Artesanos Artistas de Cuba permitió a los asistentes a la XV Bienal de La Habana interactuar con las piezas de un artista que ha logrado dominar los metales como pocos, para hacer un llamado sobre la necesidad de proteger la naturaleza.

La Galería Manos, ubicada en la populosa calle Obispo, quedó pequeña ante la presencia de amigos, personalidades de la cultura y un público que colmó el espacio de la sala para apreciar los detalles de cada escultura.

Con su humildad característica el artista agradeció la numerosa presencia e invitó a disfrutar de las esculturas.

Con una vasta trayectoria como escultor Noly Díaz ha obtenido innumerables premios consagrándose como uno de los creadores más reconocidos en nuestra provincia.

Durante dos años se dedicó con gran afán a la creación de estas piezas monumentales que toma como objeto poético a una de las especies más enigmáticas y hermosas de nuestros océanos: el caballito de mar.

Sin pretenderlo el artista ha devenido además en un coservacionistasl de nuestro planeta reproduciendo animales marinos en peligro de extinción.

Nunca el expectador queda impávido ante cada obra y salida de los miles y miles de puntos de soldaduras que como destellos mágicos producen especies de un gran realismo poético.

Lacónico de palabras, Noly Díaz encontró la mejor manera de expresar ese mundo que buye en su interior. Ese que cuando emerge, estremece como el salto de una ballena o el movimiento parsimonioso y señorial de un hipocampo. Quizás fue esa la sensación que embargara a quienes asistieron a La Habana Vieja para presenciar el prodigio que puede lograr un artista apertrechado con su máquina de soldar.