a asesoría de Pedro Etcheverry, subdirector del Centro de Investigaciones Históricas de la Seguridad del Estado, y de Luis Rodríguez, jefe del Buró de Bandas en Matanzas durante ese periodo, posibilitó la hechura de un guion sin fisuras que nos devuelve un hecho histórico en imágenes que estremecen.
A Eduardo le debo las fotos en blanco y negro que ilustran este texto y reflejan como la prensa reprodujo aquel asesinato que conmovió, incluso, a más de un colaborador de los alzados.
En función del atractivo audiovisual en esta temporada utilizaron un núcleo: dos escuadras, con el Gallo y Mongo Castillo, que son personajes que llegan desde el Escambray .Tal acción ha generado la única crítica que le realizan a la serie: no están los protagonistas reales de la lucha contra bandidos en Matanzas, pero, perdón, con nombre y apellidos tampoco los del Escambray. El Gallo se inspiró en el Caballo de Mayaguara, que tenia potricos no gallitos. Y el personaje que interpreta Jorge Martinez es un jefe matancero.
La dirección de actores sigue siendo uno de los pilares de La otra guerra, en la que participan decenas de intérpretes, además de un grupo importante de extras.
La producción de Tony Angulo fue eficaz porque la historia se mueve en Managua, Matanzas y otras áreas en las que se deben crear condiciones precisas para lograr una coherencia visual.
En ese sentido la dirección de arte de Niels del Rosario es muy buena, como eficaz resulta la dirección de fotografía de Alexander Escobar y la edición de Dayron Vegaz.
Se destaca la música original de Juan Antonio Leyva y Magda Rosa Galbán, que solo con unos acordes indica el inicio de la serie. Alejandro Padrón en el diseño de la banda sonora y Maykell Alfonso en el sonido directo contribuyen a que se logre esa coherencia sonora que resulta imprescindible en un buen producto audiovisual.
Faltan otros integrantes de del staff, todos dirigidos por Roly Peña y Miguelito Sosa.
Que la historia tenga como base hechos reales no quiere decir que solo se haya nutrido de esas investigaciones.
Eduardo, el guionista, me envió este mensaje “Vi el capítulo 8, y vi a mi gordo. El capítulo me pareció excelente, como el anterior que vi. Creo que su mayor éxito radica en que todos los personajes están tratados como seres humanos, o sea, los "buenos" no son arquetipos, hombres ideales, sino gente con virtudes y defectos, no están conscientes de que están viviendo un momento histórico, de la misma forma en que pensaban los que fuimos a Playa Girón, y eso es un mérito innegable.
El serial es de un crudo realismo, un realismo, como decía Mirta Aguirre, que pone ante nuestros ojos, no las cosas de la realidad, sino la realidad de las cosas. Por otra parte, las actuaciones son notables, sobre todo Doime, que es un perfecto campesino hasta en la entonación del lenguaje en los diálogos, muy lejos de los estereotipos a que nos tiene acostumbrada la TV. Seguiré viendo el serial y te escribiré nuevamente, con un poco más de sosiego y profundidad. Gracias por el serial. Un abrazo.”
Se trata de un tocayo suyo de apellido Heras Leon que también tiene “un gordo” miliciano en su cuento La caminata, del polémico libro Los pasos sobre la hierba. Antes Vazquez le había comentado al escritor cubano que el personaje de Yeyo (Rolando Rodríguez) se había inspirado en el Lorenzo Peña del famoso libro.
Si los comentarios generados por la serie, representan un acertado índice de teleaudiencia, habría que asegurar que conquista diversos sectores del público. (Portal de la Televisión Cubana)