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deporte

Andy Granda, a Tokio sobre un tatami

Por: Dagoberto Arestuche Fernández

A primera vista resulta imponente por su estatura y fortaleza física, unido al dominio de la técnica del judo, pero la impresión desaparece apenas iniciado el diálogo con él, donde muestra la afectuosa personalidad que lo caracteriza. Con Andy Granda Álvarez, primera figura del judo cubano en la división de +100, andamos lo principal de su historial deportivo.

En estos días del nuevo coronavirus el encuentro se realizó en su vivienda junto a su familia, excepto Odalys, la madre, una de las valiosas enfermeras que libra una vital batalla por la salud y la vida de pacientes.

Desconocido hace un tiempo no muy lejano, de pronto dio el salto para situarse en planos estelares, luego de salvar escollos y establecerse en un lugar cimero nacional.

Natural del poblado de Jovellanos, donde naciera el 4 de febrero de 1992, incursionó por la llamada pirámide invertida. Comenzó con siete años en el Jiu-Jitsu, con los profesores Yosvany y Villegas. Lo practicó unos pocos meses hasta que su padre, Santiago Pastor –cinturón negro en judo–, lo atrajo hacia el judo.

Las categorías pioneril y escolar le sirvieron de desarrollo físico y adquisición de conocimientos técnicos y experiencia, al participar en múltiples competencias desde el área hasta la nación, en las que afloraron medallas de todos los colores.

En una de las justas juveniles nacionales, en Pinar del Río, logró que los entrenadores del Centro de Entrenamiento de Alto Rendimiento para cadetes se fijaran en él tras su conquista de una de las preseas de bronce, pues cayó en semifinales ante Melvis Moulot.

“Juvenil todavía acudí a mi tercera competencia del país, en La Habana, en la que de nuevo me ubiqué tercero, lo que valió para que los técnicos Juan M. Mesa (fallecido) y Alexis Gago me incluyeran en la Escuela Superior de Formación de Atletas de Alto Rendimiento, para pulir mi técnica y encontrar rivales muy bien preparados, sobre todo de Asia y Europa, así como de América”.

Como en 100 y +100 kilogramos hay atletas que en lo corporal, estatura y peso superan a Andy, esto le exige perfeccionar la metodología del entrenamiento, vía para equilibrar un tanto la desventaja con respecto a esos rivales.

“La mayoría de mis adversarios son más corpulentos, como el francés Teddy Riner, doble monarca olímpico y 10 veces titular mundial. Llega a pesar hasta 140 kilos con 2,03 de estatura. Otros son los rusos, holandeses, japoneses. Estos son técnicos y pesados. Debes tener un “arma secreta para vencerlos”.

Granda enfrentó al casi invencible judoca galo Riner en el 2017, en el Open de Marruecos, y aunque al final perdió la pelea, llevó al monarca a tiempo extra por técnica de Wazari. “Cuando aquello yo no era peso libre, como ahora, y lo enfrenté muy decidido”.

Rinner no perdió su invicto hasta el Grand Slam de París, en febrero último, tras 154 combates y casi nueve años entre tatamis, a manos del el japonés Kokoro Kogeura.

Por supuesto que ese combate, más su victoria individual en los Juegos Panamericanos de Lima-2019 y la medalla de bronce en febrero de este año en el Grand Slam de París, constituyen los principales éxitos de Granda, como él reconoció.

La capital peruana lo vio erguirse como campeón en más de 100 kilos, pero también como triunfador del brasileño David Moura, por Ippon, en regla de oro. A su contrincante, múltiple medallista en certámenes mundiales, lo derrotó por técnica de cadera (Harai Goshi) y en la final se impuso al venezolano Pedro Pineda”.

La otra inmensa alegría sobrevino en el referido Grand Slam de la Ciudad de la Luz, en la Sala Accors Hotel Arena, con su medalla de bronce donde derrotó al alemán Johannes Frey y al israelí Or Sasson, ambos  mejor ubicados que él en el ranking mundial. Al primero por hansoku make (acumulación de penalizaciones), y al otro por ippon en tiempo extra.

Luego doblegó al egipcio Ahmed Wahid, y cayó frente al holandés Henk Grol, pero esto no impidió su paso, pues en el repechaje dispuso de Roy Meyer, de Países Bajos, en solo minuto y medio, para finalmente derrotar al brasileño Carlos Rafael de Silva, dos veces bronce olímpico.

“Paso a paso, con apoyo de mi entrenador Julio Alderete escalé niveles. Tokio está cerca, quiero estar allí. Ocupo el lugar 14 en el escalafón, y esto exige competir y levantar puntuación, pues solo clasifican 18".

Fuera de las justas competitivas abordó otro delicado tema: la falta de atención por las autoridades deportivas locales a él y sus compañeros del equipo nacional, como el subcampeón mundial Iván Felipe Silva y el doble campeón panamericano Magdiel Estrada, entre otros. 

“Entreno en casa, con mi padre y Yadián, mi hermano, quien cursa el sexto año en Medicina. Hago pesas, corro y practicamos algunas técnicas. Todos en familia cumplimos las reglas para evitar e coronavirus, y con especial cuidado a mi esposa, Olga, embarazada de nuestro primer hijo”.

Con la nueva noticia se avizora la perpetuidad familiar sobre el tatami, solo que en este caso será en el sexo opuesto al del campeón panamericano.

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