Reconsiderar mis proyectos en tiempos de Covid-19
Karen Ibet Rojas Hernández
Capítulo de la Sociedad Cubana de Psicología de la Salud
Matanzas
Desear es querer, es soñar. Es también tener esperanza…nos plantea el ya conocido profesor Manuel Calviño, y ciertamente los sueños y planes futuros son de nuestras creaciones, una de las más enriquecedoras, en tanto nos orientan y guían hacia un futuro llenos de ilusiones.
La mayoría de las personas suelen organizar su vida en función de proyectos o sueños por cumplir. El contenido de nuestras metas está en dependencia de la edad que se tenga, de las aspiraciones, motivación, los objetivos y prioridades de la vida, pero lo cierto es que, a corto, mediano o largo plazo, las proyecciones que hacemos nos impulsan a seguir adelante.
En ocasiones la vida “nos juega una mala pasada”, y una buena parte de lo soñado se ve interrumpido por inesperadas circunstancias. La Covid-19 ha sido uno de esos escenarios inesperados que repentinamente ha detenido los sueños y proyecciones de muchas personas alrededor del mundo. Pudiéramos decir que en este momento la humanidad vive tiempos insospechados, que súbitamente han dado un vuelco a los tradicionales modos de experimentar la cotidianidad.
Ante esta realidad, el camino de muchas personas ha estado permeado de estados emocionales no saludables. La negación, la incertidumbre, el aumento de los estados de ansiedad, la sensación de improductividad, los trastornos del sueño o de alimentación y el miedo se apoderan de nuestra mente, prevaleciendo las vivencias negativas asociadas a las circunstancias que estamos viviendo.
Una buena parte de esos estados emocionales negativos, aunque no seamos conscientes de ello, vienen dados porque han quedado truncos o se han frustrado nuestros proyectos. Así lo vivencian aquellos que esperaban por sus exámenes de culminación de estudios, de pase de nivel, o de ingreso a una nueva enseñanza; los que tenían para estas fechas planificados viajes, transformaciones en el hogar, mudanzas, migraciones, negocios, nuevos puestos de trabajo, en fin, los que veían para estas fechas sus metas cumplidas.
Esos sueños que se desean con muchas ganas, que se tiene la impaciencia por conseguir y que hasta este momento han sido un impulso para la vida, ante la nueva realidad que vivimos, más que impulso, constituyen obstáculos que bloquean las metas y encaminan hacia la frustración. Pero si nos centramos por un momento en las razones por las que esto ocurre podemos identificar que es la actitud con la que se asume cada circunstancia la que nos predispone a la aceptación, el rechazo o la indiferencia hacia ella. La ansiedad, el sufrimiento, la intranquilidad que vivencias la fabricas tú mismo, darse cuenta de esto es el primer paso, disponerse a ver la vida de manera diferente depende de ti.
Luego de reconocer tu papel protagónico en el curso de tus emociones, es necesario, para el reajuste en el contexto actual, que te encamines hacia la ACEPTACIÓN. Se impone el reconocimiento de que las cosas no siempre ocurren cuándo y cómo queremos, teniendo en cuenta que, negar este hecho, es ir contra la realidad misma.
Hacer y ver problemas en todo lo que nos rodea y poner tus prioridades por encima de la de los demás, resalta una actitud egoísta e indudablemente no saludable. La vida tiene su curso y ser capaz de acoplarse a él, forma parte de lo que se necesita en estos momentos. La aceptación con tranquilidad, comprensión e incluso como una oportunidad para cambiar nuestras perspectivas puede ser uno de los caminos.
El espacio familiar durante el aislamiento pudiera convertirse en el contexto ideal para hacer un alto a nuestros proyectos individuales y enriquecer nuestros vínculos, “ser capaz de vivir intensamente lo que nos toca vivir” es la meta más inmediata. Vamos a apoderarnos de este principio y disponernos a ver las oportunidades que nos brinda este alto en el camino. No se trata de abandonar tus sueños, sino de vivir el presente desde la comprensión y la aceptación positiva, fomentando todo aquello que nos permita mantenernos responsablemente sanos y dispuestos a retomar el futuro.