Las uñas de los humanos pueden ser portadoras de mensajes visuales evidentes o subliminales,de acuerdo con la intención de quien las exhiba, descuidadas o arregladas, e incluso desde antaño han servido en estado natural para que médicos entrenados en observarlas realicen diagnósticos sobre enfermedades o desequilibrios fisiológicos.
Queratina, una proteína fibrosa producida de manera natural por el cuerpo, es la base de las células muertas endurecidas que forman las uñas, y su mayor aporte proviene de los huesos, de acuerdo con tratados especializados.
Existen hombres y mujeres entrenados en el arte de descifrar el código especial de las uñas y desentrañar algunos misterios relacionados con la personalidad de quien gusta de decorarlas, dejarlas crecer a voluntad, recortarlas o “comérselas”.
Uñas pintadas de negro revelan un mundo interior místico y a la vez desafiante; las lustradas de bermellón subido reflejan carácter apasionado; las de rosa pálido, calidez y asechanza; las moradas, intenciones seductoras; las verdes, tendencia al exhibicionismo; las amarillas, propósitos traviesos; las azules invitan a ritos ancestrales, y las profusamente decoradas convidan a explorar senderos inéditos.
Quizás sin saberlo, o a propósito, quienes portan esas formas de decoración desnudan su espíritu ante las miradas curiosas de quienes aprendieron a leer sutiles mensajes plasmados en uñas de las manos y de los pies.
A veces la información es demasiado evidente, cuando las uñas aparecen descuidadas, desgastadas irregularmente por la práctica de oficios, de barnices desconchados o negligente higiene, lo que comunica un carácter indeciso, poco constante y la ausencia de metas de crecimiento humano.
Ninguna práctica laboral justifica el abandono de las uñas, y por extensión de las manos, aun aquellas que deban acatar la censura del lustre con barnices y fantasías decorativas. Siempre quedará la posibilidad real de recortar las uñas adecuadamente y mantenerlas limpias y lustrosas. Se trata de una verdad evidente por sí misma.
Así vistas, las uñas expresan seguridad, firmeza, austeridad, laboriosidad y pulcritud, no solo en relación con el sexo femenino, pues la modernidad ha conllevado a que tanto heterosexuales como homosexuales u otros individuos de diversas orientaciones se sumen a la moda de pintar sus uñas. Lo común es que los interesados acudan ante expertas (os) en “el arreglo de las manos”.
Manicurista y cliente deben saber que en la actualidad el arreglo de las uñas exige especial cuidado, como anotan especialistas, al recordar la latente presencia de bacterias, hongos y virus, como el de la inmunodeficiencia humana, cuya infestación que puede derivar en el conocido Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA).
No se trata de infundir miedo, sino de recordar que los instrumentos de trabajo del manicurista, como los del pedicuro, deben estar siempre debidamente desinfectados, porque una cortadura sangrante puede significar el tránsito de la salud al contagio.
Es por eso que en la actualidad técnicos y clientas suelen negarse al corte de cutículas, más arriesgado, y a otras prácticas de las que podrían derivarse lesiones en la piel.
Publicaciones especializadas como New England Journal of Medicine alertan también sobre la necesidad de seguir ciertas precauciones en el arreglo de las uñas, entre ellas la de limpiar siempre los instrumentos con agua y jabón, y luego desinfectarlos. .
No se recomienda cortar las cutículas, limitándose sólo a empujarlas ligeramente hacia atrás con un palito conveniente preparado y desinfectado, pues esa piel delgada y adherida a la base de las uñas protege de infecciones, y cualquier ruptura en esa zona puede provocar sangramiento y ser foco de infecciones.
Es importante retirar bien el barniz vencido con un quita esmalte que no reseque, preferentemente hidratante, limar con una lima de cartón, dando forma cuadrada a las uñas y eliminar los pellejitos con alicate.
Aplicar una base que fortaleza en las uñas es muy conveniente antes de poner dos capas de esmalte, en intervalo mínimo de cinco minutos, afirman operarias de larga experiencia.
Luego vendrán las decoraciones especiales, desde estrellas y corazones hasta dibujos futuristas, para complacer caprichos personales de los clientas.
Tratados sobre este tema precisan que el ritmo de crecimiento de las uñas varía de un dedo a otro y de una persona a otra. Las uñas crecen a una velocidad promedio de 0,1 mm/día (1 cm cada 100 días o unos 4 mm al mes).
Las uñas de las manos tardan de 6 a 8 meses en volver a crecer completamente. Las uñas de los pies demoran de 12 a 18 meses. El ritmo exacto depende de la edad, la estación del año, la cantidad de calcio, de los ejercicios hechos y factores hereditarios.