Colapso de parte del techo del edificio donde radica el Museo de Arte y el Registro de Bienes Culturales. Fotos: Raúl Navarro
La memoria de los hombres no la pueden conservar los mismos hombres. Aunque intentes contar el cuento, todos los cuentos, a las próximas generaciones, sabes que tu lengua, todas las lenguas, se las comerán los gusanos, y entonces sobrevendrá, al final, el silencio. Los objetos comunes, las cucharas, los peines, las camas, los percheros, sí relatan y resguardan la manera en que vivimos, cómo nos alimentábamos, cómo nos trasladábamos, cómo hacíamos el amor.