Por. Randy Perdomo, delegado del Poder Popular en Matanzas
Mis notas para Adrian Castelnau Mebercy Viamontes
La despedida de la jornada: chequeos, control constante de la pesquisa médica, la visita a grupos vulnerables y familias en atención, aliviar inconformidades, escuchar egoismos y aprender de las empatías que surgen.
Estos días agradezco la oportunidad de pertenecer, con 28 años recién cumplidos, a la gran familia de los que encauzamos y asumimos la responsabilidad de ser Delegados del Poder Popular.
Aprender de los jóvenes de mi generación y los más nuevos que nos quitan el privilegio de sentirnos recién encontrandonos con la humanidad: la irreverencia contra lo estático, el impulso, el atrevimiento, el no cuidarnos de las manías y vicios, el desenfado, la alegría y el amarnos con la moral y ética son los mejores formas de sumar.
Las horas y relojes con su colores modernos demuestran las manecillas de amar, solidaridad, tocar exactos horarios y el valor de nuestros profesionales de la salud, servicios comunales, de cualquier oficio que sujeta la sociedad y esperanza.
Estaremos pendientes para el próximo abrazo.
Caminar y esperar a la lluvia pasajera, econtrarme con nuevas almas dispuestas al apoyo y sentido común son de las mejores avenidas para el tránsito futuro.
Ahora en los horarios preferidos para ausentarme de la realidad, desafiar el calcomido lenguaje repetido, escucho la nostalgia y cuando conversaba con el médico del verde, preguntarme cualquier asunto, admirarlo como el profesional cercano a cualquier joven, y ahora estoy orgulloso sentirlo con lo que nos profesaba del deber. No siempre es frecuente tener gente, condición humana que a la hora necesaria pongan su alma, le hagan una semilla y tenga la luz para lo que nace.
Y hago el paréntisis para el mensaje. El aplauso en una acalorada "cola" cuando se reconoció su labor como integrante del grupo. La tempestad del aguacero cercano no impidió que los vecinos de metros y metros de su cuadra salieran todos y esperaran en un simple auto se bajara la doctora: la espera el vecino Israel Farias Silvera con la luz de la cámara y todas las familias vecinas esperando. Cualquiera que pase por su casa - que no habite en la dirección- no sabrá quien habita ahi, aunque sus vecinos donaron e hicieron una gigantografiía, la doctora madre ausente. AL cuidado estará la abuela y su hija. Hermosa lección para la pionera que aprendió hermosas páginas de vocación cívica desde la sangre familiar.
Quedarán noches: oscuras, silvestres, vagabundas en algunos cuerpos; noches solitarias entre paredes adornadas y con energía eléctrica; afuera, estaremos esperando por la luz natural y el ejemplo de sus sombras.
Gracias a Adrian Castelnau y Mebercy Viamontes por la noche y vidas que sucederán.
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