Dijeron que su cadáver fue entregado a las llamas por el enemigo, con el fin de borrarlo totalmente, pero lo cierto es que eso no se cumplió nunca: el Mayor General del Ejército Libertador Ignacio Agramonte y Loynaz, caído en combate el 11 de mayo de 1873 en los potreros de Jimaguayú  a los 31 años, cabalga todavía a sangre y fuego en la memoria de sus compatriotas y paisanos de los llanos camagüeyanos.

Con tan solo 28 años, la muerte de Antonio Guiteras frenó una impresionante labor revolucionaria. (Foto: Internet)

No todas las efemérides ancladas en el suelo de un territorio son felices, ni todas se conmemoran con alegría local. Muchas se deben a la pérdida, al dolor tras el cual la Historia pasa página sin mayor remedio, pero la valía que atesoran las hace dignas de ser evocadas.

Un 7 de mayo de 1839 fallece José María Heredia en Ciudad México. Tenía al morir 36 años; no obstante, dejaba una obra poética y periodística de las más representativas de la literatura hispanoamericana de la primera mitad del siglo XIX, cuya influencia se haría presente en otros creadores de la talla de Gertrudis Gómez de Avellaneda, Plácido, José Jacinto Milanés y José Martí. Sin pasar por alto su condición de fundador de revistas y periódicos.

Matanzas es una ciudad inusual en lo que a plazas y parques se refiere. La planificación urbana de la Atenas de Cuba se trazó a partir del vértice comprendido entre las desembocaduras de los ríos Yumurí y San Juan, y en dicho lugar se proyectó establecer una plaza fundacional que años más tarde recibiría el nombre de la fortificación que se erigió en uno de sus costados: La Vigía.

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