El crimen lo propició, dicen, la madrugada. Y esa es una verdad relativa, porque otros se han cometido –antes y después– por las mismas manos e idéntico odio. Y todos –incluso el que ocurrió sobre el mediodía de Barbados– bajo la tiniebla de las mismas oscuridades que ha hecho tan larga, como hizo notar Fidel, «la historia de villanías y de crímenes de la reacción y de la contrarrevolución» contra Cuba.
Tarará, año 32
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Como dirían los súbditos del César de la antigua Roma: ¡Salve César!
En esta crónica nos referiremos a un personaje casi mitológico que desandó esta ciudad hace más de medio siglo.
Tenía 18 años el maestro Conrado Benítez García cuando lo asesinaron en el Escambray a pocos días del inicio de la Campaña de Alfabetización en 1961; para honrarlo como es tradición en su provincia natal, llegaron este viernes al Cementerio de San Carlos Borromeo de Matanzas sus familiares y el pueblo.
Para aquellos que desde afuera, amigos o enemigos, ven con asombro a la Revolución Cubana celebrar por estos días su 65 cumpleaños, a pesar de la saña feroz del bloqueo y otros disparos a matar de los odiadores, el argumento con nuestra razón es sencillo.
Convivir en una de las reservas boscosas más grandes de Cuba tiene su encanto. Es lograr un equilibrio entre amores y desafíos, que incluyen una flora exótica y una fauna peligrosamente atractiva. Justo así lo pensó el Comandante en Jefe cuando hace 64 años decidió adentrarse en la Ciénaga de Zapata.
Sin embargo, más allá de lograr una armonía con el paisaje, el líder, que hacía poco menos de 12 meses había atravesado la Isla con la caravana de la victoria, buscaba hurgar en costumbres, culturas y necesidades de quienes vivían en el extremo sur matancero.
Pinturas murales que resaltan por su diversidad y abundancia, se rescatan en Medio 93, con la acción conjunta del Gabinete de Arqueología de la Oficina del Conservador de esta ciudad, y el Grupo San Jorge, de restauración, que tendrá su sede en esa casa de inicios del siglo XIX.