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Primer acto de guitarra con Ernesto Álvaro

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Formar en Matanzas una orquesta de guitarras deviene eterno sueño a materializar por el joven músico Ernesto Álvaro Galbán Matos, proyecto que comparte con sus colegas de estudio. 

Cursa el tercer año de licenciatura en Educación Artística, en la Universidad de Matanzas Camilo Cienfuegos, lo que para él constituye un reto al no haber estudiado en el Instituto Superior de Arte (ISA), y optó por esta vía debido a la necesidad de superación pedagógica. “Esta carrera me vino de maravilla”, asevera.

Ernesto Álvaro (al centro) junto a un grupo de alumnos.

En la búsqueda de elementos que sustenten y demuestren la correcta opción  de Ernesto Álvaro en su formación técnica, musical e interpretativa, hay algo interesante, y es que, si estás triste, enfadado o contento, la guitarra será, por lo general, la mejor amiga. Mediante su utilización se libera el estrés, e incluso se dice que ayuda a manifestar otras cosas que quizá desconozcas cómo manifestarlas.

Como en el momento de la entrevista transitan días de asueto en cuanto a recibir y, a su vez, impartir lecciones, el tiempo lo emplea en las prácticas de diversas ejecuciones, momento en que lo hallo en la sala de su hogar, reparto Naranjal Norte, de la urbe yumurina. Allí se le suele ver pocas veces en temporada de estudio y trabajo, como no sea bien tarde, pues cuenta con un muy limitado tiempo libre. 

“Soy profesor del nivel elemental en la especialidad de guitarra en la Escuela Vocacional de Arte Alfonso Pérez Isaac, de Matanzas. Estoy muy unido a este centro a pesar de no haber cursado estudios en él. Existe buena química de trabajo. En la cátedra de cuerdas pulsadas tenemos una relación especial que nos estimula en lo cotidiano.

En una de sus presentaciones, acompañado por una estudiante de flauta, en la Sala White.

“Mi pasión por el magisterio viene de mis inicios en esta escuela, al lado de compañeros que han dejado su huella en el aporte a mi labor profesional”, manifestó quien naciera en la ciudad de Las Tunas hace 23 años.

Una pausa y, de pronto, una declaración: “La guitarra es el instrumento que me atrapa definitivamente, pero me hubiese gustado aprender saxofón y violonchelo, además del tres, por ser este un instrumento cubano por excelencia.

“La vocación por la guitarra surgió mientras cursaba el primer año, nivel medio elemental, en la escuela de arte El Cucalambé, en mi tierra natal, a los 11 años de edad. En ese entonces, por vez primera, tuve en mis manos una guitarra. Conservo recuerdos maravillosos de esa época, incluidos compañeros y profesores. A estos últimos estaré eternamente agradecido. 

“Sería injusto no mencionar a mi tía materna Rosa Matos, reconocida guitarrista, quien colocó un poco de presión. También me sentía orgulloso y motivado por las historias que mi abuela materna me contaba de sus años de estudio y en qué condiciones lo hacía. Ella me regaló la guitarra que me acompaña hasta la actualidad, de la que jamás me desprenderé por su valor sentimental, aunque adquiera otras. 

“Las veces en que interactué con abuela fueron muy provechosas y me gustaría en un futuro llegar a realizar algún proyecto juntos. Vive en Costa Rica. Ejerce como profesora en la Universidad de Artes de ese país”. 

Desde muy joven germinó en él (primero a la derecha) el amor por este instrumento de cuerdas.

Se refiere, entonces, al apoyo de sus padres, Ernesto (médico veterinario) y Tamara (doctora en Genética), así como su hermana Gabriela y Manuela, la abuela paterna: “apoyo y guías en mi formación”.   

Una segunda pausa y emprende otro derrotero. “Enmarcar la música como popular o clásica, en lo que a mí respecta, solo depende de la época que vivimos y el gusto de las masas, pues los clásicos de ahora fueron la música popular en su momento. Ambas me atraen, aunque la preferencia por la guitarra clásica viene de la formación académica que tuve”.

Aborda su debut en un teatro (quinto grado) con una orquesta de pequeño formato, dirigida por el maestro Ricardo Mateo. Incursionó un par de veces en el Festival Nacional de Orquestas de Guitarra, en el llamado Balcón del Oriente Cubano. “En el nivel medio fui invitado a peñas de la Uneac y la AHS. Luego integré formaciones profesionales”.

Sella el encuentro con un tema ineludible para cualquier guitarrista: el Concierto de Aranjuez, compuesto en 1939 por Joaquín Rodrigo, compositor español; el más afamado de la lengua castellana.

“Cursaba el séptimo grado cuando, por vez primera, por televisión escuché esta armoniosa composición musical. Se correspondía con el segundo movimiento. Mi abuelo paterno me llamó para que escuchara una de las mejores obras creadas para guitarra. Resultó muy emocionante. 

“Luego, en noveno, al buscar música de Paco de Lucía, encuentro dicho concierto interpretado por él. Me atrapó de tal forma que lo escuchaba a diario. Por momentos crecía en mí esa sonoridad. 

“Sin embargo, nunca lo he interpretado. Me gustaría, pero no está en mis planes profesionales por el momento”, argumenta y, cual composición musical armónica de cuerdas, como la citada, cierra el primer acto de su presentación el joven músico Ernesto Álvaro. 

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