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Una zafra cuesta arriba

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La presente zafra azucarera en la provincia de Matanzas ha estado marcada por una arrancada tardía, interrupciones por el déficit de combustible y reparaciones intermitentes de la maquinaria. 

Los atrasos en los mantenimientos de las industrias aplazaron la fecha de inicio de la molienda. En el caso del central Jesús Sablón (Rabí), de Calimete, comenzó sus labores el pasado 13 de enero, mientras que el Mario Muñoz, de Los Arabos, logró arrancar el 23 del mismo mes, lo que equivale a 30 días de retraso respecto a su planificación.  

Además, otro aspecto que ha golpeado esta vez se centra en la inestabilidad del personal, lo que ha provocado que buena parte de las plantillas estén conformadas por jóvenes sin experiencia laboral previa en el sector de la agroindustria azucarera.

A dichos percances se suman carencias en el engranaje productivo, como la falta de fertilizantes para mejorar la calidad de la caña y retrasos en la transportación de la materia prima, situaciones adversas  que, sin embargo, no afectan el empeño de muchísimos obreros que encaran día a día el exigente desafío, decididos a impulsar la industria azucarera y garantizar el abastecimiento de tan importante producto en la canasta básica del pueblo matancero.

MARIO MUÑOZ: PRODUCIR PESE A TODO

El central Mario Muñoz, además del retraso inicial, ha sufrido 22,9% del tiempo perdido por déficit de combustible, 26,8%  por roturas, 15% por lluvias y 5% por interrupciones operativas. 

El técnico del área de molinos, Gustavo Borges Echevarría, comenta que un 30% de la caña molida hasta la fecha estaba quemada y que, de la parte salvable, un amplio porcentaje no cumplía con los estándares de calidad óptimos. Esto provocó reducción en el rendimiento productivo debido a que se extraía menos azúcar de la materia prima. 

Con sus 34 años de experiencia en el sector, Borges reconoce las deficiencias de la presente zafra, pero a la vez destaca que a partir del mes de abril la calidad de la caña recogida mejoró y que esto ha repercutido en un aumento de los índices de producción.

“Los molinos han estado funcionando bien últimamente, y ojalá hubiésemos empezado a este ritmo desde el principio, sacando azúcar con la calidad de ahora, pero realmente no ha estado en nuestras manos resolver muchos de los problemas”. 

Similar opinión sostiene el director adjunto del central, Rafael Yadil Castillo, quien asume que la primera etapa de la molienda fue muy difícil. “Para mí en realidad nuestra zafra empezó en abril, y la manera en la que trabajemos a partir de ahora va a marcar el rendimiento del Mario Muñoz. A nosotros nos reajustaron el plan a 18 000 toneladas de azúcar y de momento vamos por 3 500, cifra baja aún, si bien creo que podemos llegar a cumplir las expectativas.

“La zafra seguirá andando hasta que las lluvias lo permitan, y mientras tanto nuestros trabajadores darán el máximo esfuerzo para acercarnos lo más posible al plan, porque ellos saben que de aquí sale el azúcar de las familias matanceras”. 

Yadil Castillo también reconoce que una limitante importante ha sido los bajos salarios del sector, con una media de 2 900 pesos y que esto repercute directamente en la pérdida de fuerza de trabajo calificada. 

“Producir azúcar es una labor que lleva experiencia y por mucho que tú le expliques los mecanismos y las rutinas a un joven que recién empieza a trabajar en el sector, nunca va a rendir lo mismo que alguien que ya domine las mieles del proceso productivo.

“Es una especie de círculo vicioso: los trabajadores con experiencia se van en busca de un mejor salario porque no tenemos ganancias y no cumplimos el plan, entonces los muchachos nuevos tienen ganas de trabajar, pero muchas veces les falta la maña para enfrentarse a un grupo de tareas, lo cual genera retrasos, y a la vez ese tiempo perdido nos impide generar utilidades. 

“Por último quiero enfatizar que, pese a que la cifra de actos delictivos en nuestras instalaciones ha sido menor respecto al año anterior, aún padecemos de entre tres y cinco hechos extraordinarios al día relacionados con robos. Esto obliga a la dirección del central a estar constantemente pendiente al tema de la seguridad”. 

Ante tantas dificultades, la tarea de cumplir los indicadores de producción establecidos para el central Mario Muñoz parece titánica, pero sabemos que el rendimiento alcanzado es reflejo del esfuerzo y empeño que han puesto sus trabajadores y directivos para sacarle a la caña el azúcar que tanto necesita nuestro pueblo.

OPTIMISMO EN EL JESÚS RABÍ

En el momento en que nuestro equipo de prensa arribó al central Jesús Sablón (Rabí), los directivos de la instalación industrial atendían las labores de puesta en marcha tras una interrupción operativa, mientras los trabajadores se ocupaban de dejar todo listo para el arranque de las máquinas.

Pese al ajetreo, conversamos con el jefe de turno integral Martín Cueva Navarro, quien tras orientar las tareas a sus subordinados y verificar que todo estuviera en orden, dedicó minutos para comentar sus impresiones sobre la presente contienda azucarera:

“En Rabí arrancamos bien, con algunas dificultades porque al final esos hierros son viejos y siempre te dan un susto, pero en términos generales ha sido un buen comienzo. Aunque en abril tuvimos una rotura considerable, pudimos superarla pronto.

“El colectivo ha asumido la tarea con la responsabilidad que lo caracteriza, trabajando horas extra para mantener los niveles de producción y quedándose el tiempo que sea necesario para enfrentar alguna rotura o realizar un mantenimiento.   

“Nuestro plan es de 15 000 toneladas de azúcar y ya hemos producido 8 130, así que vamos a un buen ritmo. Pese a los obstáculos el colectivo se siente optimista respecto a lo que falta por hacer. Aquí se va a seguir moliendo mientras nos quede caña y yo creo que la meta es lograble”. 

Los trabajadores del Rabí también mostraron su preocupación respecto al tema salarial, el cual consideran que es insuficiente para la labor que realizan. Afirman que generar utilidades se vuelve cada vez más difícil ante la compleja situación que atraviesa el sector agroindustrial azucarero en el país.

Aunque lo producido hasta ahora aún dista de los indicadores definidos para el año en curso, sería poco sensato apresurarse a sacar conclusiones respecto a la presente zafra azucarera, sobre todo porque están involucrados muchos hombres y mujeres que consagran sus esfuerzos por revertir panoramas adversos, personas humildes que trabajan cuesta arriba para alcanzar el éxito en esta tarea tan importante en la recuperación de la economía del país. (Fotos: Del Autor)

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